Enseñanzas y creencias

Los lectores deben visitar el sitio web www.falundafa.org, donde pueden leer en línea o descargar los libros que contienen las enseñanzas de Falun Dafa: Falun Gong y Zhuan Falun.

Sin embargo, con esa advertencia en mente, es posible darse una idea general de las características principales de las enseñanzas y creencias de Falun Dafa.

La práctica se basa en la premisa de que el universo, o su espíritu, es fundamentalmente bueno. Sus características más básicas, o cualidades, se resumen como Zhen Shan Ren, que se traducen aproximadamente como verdad, benevolencia y tolerancia. Estas características son inherentes a toda la materia y a la vida.

En esta visión del mundo se ofrece la posibilidad de una profunda transformación personal. A través del estudio de las enseñanzas de Falun Dafa, o el Fa, su aplicación en la vida de uno y la práctica de los ejercicios de Falun Dafa, el individuo puede progresar a un estado de autorrealización, y despertar su consciencia cada vez más, lo que refleja su grado de sintonía con Zhen Shan Ren.

Un elemento central de este proceso es la creencia de que la desgracia, el sufrimiento y la adversidad, entre otros fenómenos negativos, son el resultado del yeli (karma) en la vida del individuo. El yeli (karma), desde este punto de vista, se entiende como una sustancia material. El yeli puede ser, y se alienta a ser reducido y pagado completamente con el paso del tiempo. De esta forma, se logra una pureza física que, de otra manera, no sería posible para la gente en general.

Se cree que el yeli (karma) deriva de los apegos, que son una especie de contaminación mental que carga la mente y aísla y/o aliena a uno, al igual que el yeli, de las cualidades más profundas del cosmos. Con la práctica de Falun Dafa, los apegos se eliminan a través de un proceso de auto-cultivación. El practicantes desarrolla, a través de las enseñanzas, una autoconciencia cada vez mayor, que le permite discernir entre lo que son sus pensamientos verdaderos y puros y aquellos que son apegos, nociones o deseos problemáticos. Así uno deja de producir yeli como antes, y gradualmente reduce la presencia del yeli acumulado anteriormente en su cuerpo.

Un sello distintivo de este proceso específico de Falun Dafa es la importancia otorgada a “mirar hacia adentro”. El practicante está llamado a mirar dentro de sí mismo cuando se encuentra con adversidad o conflicto, mirando en los recovecos de la mente en busca de motivaciones impuras, apegos, etc. Esa podría ser la fuente subyacente de lo que se manifiesta externamente. En términos más familiares, aprende a no culpar a los demás. El universo, en la medida en que su manifestación refleja nuestro propio estado interior, es en última instancia un lugar justo y ordenado.

En la visión de Falun Dafa, si el universo es ordenado, no es el producto de la entropía o la casualidad. Más bien, la existencia de formas de vida superiores y benéficas es básica, y su presencia y funcionamiento informan y dan forma al mundo que nos rodea.

El cuerpo mismo, de acuerdo con el pensamiento tradicional chino, se entiende como un receptáculo de energías sutiles. Tales energías, cuando se aprovechan o refinan, pueden almacenarse a nivel celular y utilizarse bajo ciertas circunstancias específicas. El cambio físico, como en el caso del cuerpo, se basa en el cambio moral y cognitivo. Sin una elevación de este último, el primero es necesariamente limitado. Si entre la gente común “eres lo que comes”, en el ámbito psicofísico de la autocultivación, eres lo que piensas.

El mal es en gran medida una presencia o posibilidad, en esta cosmología. Si hay bondad en el universo, también existe su opuesto, la maldad.

En última instancia, en la visión de Falun Dafa, el universo podría describirse como extraordinariamente coherente, inteligible y, al mismo tiempo, marca la promesa y el potencial de la transformación personal.