Sustracción forzada de órganos

La evidencia en aumento indica que los hospitales chinos han estado coludiendo con la policía del país en un esquema nefasto conocido como "sustracción forzada de órganos".

Capturan a prisioneros de conciencia en contra de su voluntad, a menudo ilegalmente, los examinan para determinar la compatibilidad de órganos y después extraen sistemáticamente sus órganos sanos para suministrar trasplantes para una industria de trasplantes de órganos en auge.

De acuerdo con los testigos, sus cuerpos son cremados.

Se cree que la gran mayoría de los presos de conciencia elegidos como objetivo de esta manera son practicantes de Falun Dafa, posiblemente decenas de miles al año, según estimaciones de Ethan Gutmann, periodista de investigación, David Matas, abogado internacional de derechos humanos, y David Kilgou, ex miembro del parlamento canadiense, que publicó sus hallazgos en 2016. 

Desde 2006, se han presentado denuncias de asesinatos en masa de practicantes de Falun Dafa por órganos. Con cada año que ha pasado desde entonces, y en particular durante los últimos años, ha surgido más evidencia que apoya las acusaciones. Las metodologías utilizadas para analizar la masa de evidencia se han vuelto más sólidas y las preocupaciones se han vuelto cada vez más predominantes. Mientras tanto, la posición del régimen chino y sus defensores, que buscan negar los reclamos, se ha vuelto cada vez más insostenible.

Sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Dafa en China.
La sustracción forzada de órganos ha ocurrido durante años en toda China a una escala significativa. —Sir Geoffrey Nice QC, fiscal del ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en el Tribunal Penal Internacional.

Este año, una serie de acontecimientos están aumentando rápidamente la conciencia sobre este problema y haciendo sonar las alarmas.

El principal de ellos es el Tribunal Independiente sobre la Sustracción Forzada de Órganos de Prisioneros de Conciencia en China, presidido por el eminente abogado y profesor británico, Sir Geoffrey Nice QC. Nice fue fiscal de Slobodan Milošević en La Haya y posteriormente trabajó en casos ante la Corte Penal Internacional permanente. El Tribunal está formado por un grupo de expertos de diversos campos que evaluaron las pruebas de la sustracción de órganos en China y emitieron un juicio sobre si se han cometido crímenes en contra de la humanidad. 

En diciembre de 2018, después de la primera lectura de pruebas durante unos nueve meses antes de celebrar tres días de audiencias en Londres, el tribunal emitió una sentencia provisional que afirmaba: “Los miembros del tribunal están todos seguros, por unanimidad y más allá de toda duda razonable, de que en China se ha llevado a cabo la sustracción de órganos a prisioneros de conciencia durante un período considerable y ha involucrado a un número muy importante de víctimas”.

La cuestión de si, y en qué volumen, los practicantes de Falun Dafa y otros prisioneros de conciencia han sido asesinados por sus órganos, ha ocupado un lugar algo incómodo para los gobiernos del mundo, las principales organizaciones de derechos humanos y las principales corporaciones de medios de comunicación desde que surgieron las acusaciones en 2006.

Millones de personas en todo el mundo, incluidos destacados expertos, han visto documentales como Human Harvest o Hard to Believe, han leído los informes y han llegado a la conclusión de que esos crímenes en contra de la humanidad se han cometido en efecto. Pero el asunto es más complejo para los ministros de los países occidentales. Si ellos también llegaran a la conclusión de que estos delitos han ocurrido, tendrían que determinar qué hacer al respecto.

Los actos denunciados equivalen a cualquiera de los principales crímenes en contra de la humanidad del siglo XX, si no son en escala, ciertamente sí lo son en gravedad. Es posible que la exposición global y el reconocimiento de que estos crímenes han tenido lugar, y probablemente sigan ocurriendo en China, planteen importantes interrogantes sobre la legitimidad del Partido Comunista Chino y obliguen a una fuerte respuesta de los gobiernos.

Datos dudosos provenientes de China

En respuesta a la creciente presión del extranjero, los funcionarios chinos de trasplantes prometieron que en 2015 ya no sustraerían órganos de los presos condenados a pena de muerte. Esta afirmación fue ampliamente aceptada por el organismo internacional de trasplantes. Posteriormente, los funcionarios chinos se hicieron miembros del grupo de trabajo de trasplantes de órganos de la Organización Mundial de la Salud; los cirujanos chinos continuaron publicando en revistas médicas occidentales y exponiendo artículos en conferencias.

Pero las nuevas investigaciones científicas están poniendo en duda estas reivindicaciones de reforma.

Un documento titulado “Análisis de los datos oficiales sobre la donación de órganos de personas fallecidas pone en duda la credibilidad de la reforma de los trasplantes de órganos en China” (Analysis of Official Deceased Organ Donation Data Casts Doubt on Credibility of China’s Organ Transplant Reform) concluye que los datos de China siguen una fórmula de crecimiento arbitraria -específicamente, una ecuación cuadrática- de forma extraordinariamente estrecha. El documento, que se encuentra actualmente en proceso de revisión por pares, es obra de Matthew Robertson, estudiante de doctorado de la Universidad Nacional de Australia e investigador de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo; el Dr. Raymond L. Hinde, estadístico; y el Dr. Jacob Lavee, cirujano de trasplantes cardíacos y profesor cirujano.

El incremento vertiginoso de las cirugías de trasplantes en China se correlaciona directamente con el aumento de los practicantes de Falun Dafa detenidos. De ellos, el régimen chino obtuvo de inmediato un suministro casi ilimitado de órganos para sustraer.

La afirmación de un aumento increíblemente uniforme de órganos por donación contrasta con la cultura china donde son poco frecuentes las donaciones voluntarias de órganos de personas fallecidas, en la que los donantes elegibles sólo están disponibles al azar, y sus familiares a menudo se niegan a dar su consentimiento. Cuando se cotejan los datos comparables de otros 50 países para determinar si coinciden al someterse a la misma prueba, ninguno se acerca, precisamente porque los datos reales de los trasplantes no tienden a parecerse a un modelo matemático exacto. Esto plantea la cuestión de si los datos de China representan la actividad real de donación de órganos que tiene lugar en todo el país o si simplemente los fabricaron utilizando un modelo como plantilla. 

Para probar la hipótesis de falsificación de datos sugerida por el análisis inicial, los autores compararon los datos con los generados por la Cruz Roja, tanto a nivel central como local, y luego compararon estos datos con los datos de los hospitales de varias provincias. Descubrieron que había múltiples anomalías en todos los conjuntos de datos, muchas de las cuales sólo podían explicarse mediante la manipulación dirigida por el hombre. 

En un caso, los datos de la Cruz Roja afirmaban que los hospitales chinos habían obtenido 21,33 órganos por donante durante un período de unas dos semanas, afirmación claramente imposible. Los autores declararon: “La fabricación y manipulación de tres conjuntos de datos es indicativa de un proceso deliberado, elaborado y sistemático de falsificación que parece haber tenido por objeto crear una impresión errónea sobre el éxito del programa de donación voluntaria de órganos de China”. 

El hallazgo de la falsificación sistemática de los datos oficiales sobre la donación de órganos plantea numerosas preguntas sobre el sistema de trasplantes de órganos de China, incluida tanto la magnitud real del sistema voluntario que afirman los funcionarios, como la actividad real de trasplantes que va más allá de ese sistema.

Evidencia de la ejecución de practicantes de Falun Dafa por sus órganos

Las autoridades chinas han admitido haber extraído órganos de prisioneros condenados a muerte durante muchos años, y esto es un hecho ampliamente aceptado en los círculos diplomáticos y de las organizaciones no gubernamentales. Esto se refiere a los prisioneros criminales que han sido condenados a muerte por los tribunales por crímenes violentos (en la mayoría de los casos).

Pero las acusaciones que se están discutiendo ahora van más allá de eso. Las denuncias son que las autoridades chinas, incluidas las afiliadas a hospitales militares y paramilitares, han estado asesinando extrajudicialmente a practicantes de Falun Dafa y a otros prisioneros de conciencia, los cuales no son culpables de ningún otro delito que no sea el de pertenecer a una religión o a una identidad étnica que el partido apuntó a destruir.

HOW MUCH ARE YOU WORTH?

Uno de los problemas para lograr la aceptación generalizada de esta denuncia ha sido que, desde hace algunos años, hay muchas pruebas de carácter complejo y una falta de voluntad en algunos sectores para considerarlas. Las principales fuentes de información que deben ser reunidas, analizadas y organizadas en argumentos están a menudo en chino, son típicamente complejas y a veces incluso difíciles de encontrar. Además, una sola prueba adquiere importancia solo en el contexto de otras partes.

El argumento puede resumirse de la siguiente manera:

Antes del año 2000, el trasplante de órganos en China era un tratamiento médico relativamente especializado, reservado principalmente a los funcionarios del Partido Comunista.

La fuente de órganos eran casi exclusivamente los presos que habían sido declarados culpables de delitos capitales y condenados a muerte (en adelante denominados “presos del corredor de la muerte”), aunque también se sometía a los uigures y algunos presos políticos a la extracción de órganos.

A partir del año 2000, se inició un cambio muy profundo en el sector de los trasplantes de China. Esto se pone de manifiesto en una expansión masiva de la capacidad de trasplantes y de la habilidad para realizarlos, medido por parámetros como estos:

  • El número de hospitales que realizan cirugías de trasplante 
  • Las camas dedicadas a los trasplantes en esos hospitales 
  • El número de médicos y enfermeras capacitados en medicina de trasplante (muchos de los cuales recibieron su formación en el extranjero)
  • Mejora de los tiempos de supervivencia de los pacientes
  • Ampliación significativa de la investigación básica y clínica en biología de los trasplantes y medicamentos inmunosupresores 
  • El establecimiento de numerosos centros de trasplante en los hospitales
  • El crecimiento repentino de la industria nacional de inmunosupresores a través de subsidios estatales 
  • La variedad de trasplantes de órganos realizados (según la clasificación del tipo de órgano y el método quirúrgico) 
  • El gran número de trasplantes realizados

Junto con este crecimiento de los trasplantes realizados, también se produjo el aumento de los trasplantes “sobre pedido”. Esto significa tiempos de espera de unas pocas semanas para que los pacientes reciban los trasplantes, o en muchos casos, unos días u horas.

En resumen, el gran cambio posterior al año 2000, fue que se realizaron muchos más trasplantes y más rápidos.

Estos desarrollos tuvieron lugar incluso cuando la principal fuente oficial de órganos que supuestamente abastecía al sistema ―los prisioneros del corredor de la muerte― entró en declive. Esta tendencia está ampliamente documentada en la literatura sobre la aplicación y la ley en torno a la pena de muerte en China. El número de ejecuciones judiciales, en promedio, disminuyó cada año de la década que comenzó en 2000. En 2007, en particular, “disminuyó precipitadamente”, según un funcionario de seguridad chino anónimo1, después de que la evaluación de la pena de muerte se recentralizó por el Tribunal Popular Supremo el 1º de enero de 2007.

Estas dos tendencias opuestas ―una rápida y significativa expansión de los trasplantes de órganos y tiempos de espera más cortos, incluso cuando la fuente oficial de órganos disminuyó― exigen claramente una explicación.

Los órganos deben provenir de algún lugar, y la explicación oficial no justifica la fuente. La principal conclusión preliminar que se puede extraer es que, durante este periodo, hubo alguna otra fuente de órganos más allá de la declarada oficialmente de los prisioneros ejecutados judicialmente. En 2009, solo había unos 120 donantes de órganos voluntarios y fallecidos acumulados en todo el país2.

Dado que China no tenía un sistema de trasplante voluntario de órganos durante este periodo de disminución de las ejecuciones judiciales, que comenzó en 2000, la fuente de los órganos no pudo haber sido un donante voluntario.

Al tratar de identificar la otra población que debe haber sido utilizada, queda claro que la fuente de órganos más plausible, y de hecho la única explicación planteada hasta ahora, son los presos de conciencia que son ejecutados extrajudicialmente con el fin de extraer sus órganos y que mueren en mismo el proceso de extracción de órganos. 

Hay una gran cantidad de pruebas que indican que esto es precisamente lo que ocurrió, incluyendo las siguientes:

LA BRUTAL PERSECUCIÓN NACIONAL a Falun Dafa comenzó en julio de 1999, solo seis meses antes del comienzo del rápido crecimiento de la industria de los trasplantes. Esto significó que el régimen repentinamente tuvo cientos de miles de practicantes de Falun Dafa que podían usar como una reserva de órganos vivos.

FALUN DAFA Y OTROS PRISIONEROS POLÍTICOS informan sobre análisis de tipo sanguíneo y exámenes muy específicos de la funcionalidad de sus órganos mientras están detenidos, consistentes con las pruebas requeridas para la sustracción de órganos.

LOS DENUNCIANTES TESTIFICAN tener conocimiento directo o indirecto de la sustracción de órganos.

Se han producido (y siguen produciéndose) ENCARCELAMIENTOS MASIVOS y desapariciones permanentes de grupos de población perseguidos.

NUMEROSAS LLAMADAS TELEFÓNICAS de los investigadores han hecho que se admita la sustracción de órganos de los practicantes de Falun Dafa.

Hay PERSONAL EXCLUSIVO involucrado tanto en la persecución de Falun Dafa como en el trabajo de trasplante de órganos.

Poniendo todas las piezas juntas, hay claramente un problema que requiere una respuesta de las autoridades chinas. Sin embargo, todavía no se ha ejercido el tipo de presión internacional necesaria para hacer frente a la cuestión.

BBC World News: El cuestionable comercio de trasplantes de órganos de China

LOS UIGURES: ¿UN NUEVO OBJETIVO?

El grupo más grande de presos de conciencia desde el 2000 han sido los practicantes de Falun Dafa, quienes han sido blanco de una campaña para eliminarlos durante los últimos 20 años. Sin embargo, últimamente, es posible que los musulmanes uigures, un pueblo turco en la provincia fronteriza noroeste de Xinjiang, se hayan utilizado cada vez más como fuente de órganos.

Al igual que sucedió con los practicantes de Falun Dafa, los uigures han sido encarcelados en gran número en campos de re educación, sin recurrir a ningún procedimiento legal. Los familiares informan que sus seres queridos han desaparecido y nunca más han sabido de ellos. Radio Free Asia ha informado que los uigures han sido transportados en tren a las cárceles de todo el país. Ex prisioneros uigures han testificado que fueron sometidos a análisis de sangre y exámenes físicos sospechosos, muy similares a los reportados por los practicantes de Falun Dafa.

Mientras tanto, los hospitales chinos continúan anunciando la rápida disponibilidad de órganos a los extranjeros, como se muestra en el documental encubierto de noviembre de 2017 de la televisión surcoreana Chosun, El lado oscuro del turismo de trasplantes en China: Killing to Live (“Matanza para vivir”), que se puede ver en el sitio Dafoh.org.  Además, las cifras oficiales chinas de donantes voluntarios fallecidos parecen haber sido simplemente inventadas.

Los gobiernos de todo el mundo no pueden evitar el problema para siempre. Afortunadamente, hay signos de movimiento. Sam Brownback, el embajador itinerante para Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado de EE. UU. les dijo a los periodistas en Hong Kong el 8 de marzo de 2019: “Persisten las acusaciones de que el gobierno chino continúa la sustracción forzada de órganos a prisioneros detenidos por su fe, como los practicantes de Falun Dafa y uigures. … Esta es una perspectiva verdaderamente horrible”. 


Nota del editor: la sección que describe la evidencia de ejecuciones extrajudiciales para órganos en China fue adaptada del lenguaje y la investigación proporcionados por Matthew Robertson, investigador en Estudios sobre China en la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo.


1. Yuxiao Dan, “中国死刑改革十年录” [“Diez años de reforma de la pena de muerte”] Caixin 2016, (última visita el 25 de abril de 2018). [en chino]

2. Esta cifra ha sido establecida por tres importantes cirujanos de trasplantes y administradores médicos chinos: Huang Jiefu, Chen Zhonghua y Zhuang Yiqiang. Cf. Hong Zhao y Ning Wu, 专访黄洁夫|中国器官移植事业光明正大地登上世界舞台 [“Entrevista exclusiva con Huang Jiefu: El campo del trasplante de órganos en China avanza con justicia y honor en el escenario mundial”] China Healthcare 2015, (última visita el 23 de marzo 23 de 2018) [en chino]; “China espera que el sistema de donantes de órganos detenga el tráfico” CNN 2009, (última visita el 25 de abril de 2018; 中国使用死囚器官做移植将成历史 [“El uso de prisioneros condenados a muerte en China para trasplantes se convertirá en una cosa del pasado”], China Youth Daily 2015, (última visita el 25 de abril de 2018). [en chino]